Alarma electrónica efectiva, ¿cómo lograrlo? – 4ª parte

En este cuarto y último artículo de la serie dedicada a las alarmas electrónicas, exploramos una cuestión clave para la selección y la instalación de un sistema de alarma electrónica a medida. Veamos juntos qué aspectos deben tenerse en cuenta para elegir un sistema de cable o un sistema vía radio.

Cable Vs Radio

Elegir un sistema de cable o un sistema vía radio suele provocar tantas discusiones en la familia como cuando hay que elegir entre mar y montaña o entre perro y gato.

Empecemos por la conclusión afirmando que, si las restantes características son iguales, un sistema cableado por lo general es más seguro porque es más difícil de neutralizar. En efecto, si es de buena calidad, la alarma cableada se dispara tan pronto como se corta cualquier cable de la instalación.

Las instalaciones vía radio corren el riesgo de ser neutralizadas por jammer, es decir, aparatos que perturban las frecuencias en las que el sistema funciona e impiden que sus componentes se comuniquen entre sí.

Ejemplo de jammer portátil.

Ejemplo de jammer portátil.

Naturalmente, las instalaciones vía radio de calidad están provistas de protecciones contra jammer, aunque es probable que su eficacia sea limitada.

Dichas protecciones pueden ser de dos tipos:

  • Las protecciones que utilizan diferentes frecuencias, o mejor dicho, las que cambian de canal, dado que las frecuencias que pueden utilizarse por ley son solo dos. El problema es que si se perturba la frecuencia portadora se ponen fuera de servicio todos los canales.
  • Las protecciones que, cuando salta el contacto, disparan la alarma. El problema de esta solución es que la comunicación puede saltar por muchas razones, en primer lugar debido a las numerosas interferencias a las que están sujetos los sistemas vía radio. Por lo tanto, el riesgo de falsas alarmas es mucho más alto, y ya hemos visto que un sistema que genera demasiadas falsas alarmas puede convertirse rápidamente en inútil, además de ser molesto.

Otra ventaja de un sistema de cable es que hay mayor variedad de equipos a disposición respecto a los sistemas vía radio; además, se pueden mezclar equipos de diferentes fabricantes y elegir caso por caso los mejores componentes.

En algunos contextos la solución óptima se puede obtener realizando instalaciones mixtas cable/radio.

La principal ventaja de los sistemas vía radio es que se pueden instalar más fácilmente, ya que no requieren obras de albañilería. Pero hay que estar atentos puesto que la instalación puede resultar más compleja de lo previsto, precisamente por la necesidad de permitir que los dispositivos se comuniquen entre sí sin ser perturbados por interferencias externas.

Por lo general la instalación no puede hacerse de manera autónoma y, especialmente en las zonas residenciales donde las interferencias radio son numerosas, se recomienda ponerse en contacto con un técnico cualificado.

Por lo tanto, si se está instalando la alarma en fase de nueva construcción o de reestructuración, siempre es mejor optar por una solución cableada. En cambio, si la instalación debe realizarse una vez acabadas las obras o si se prevé cambiar de sitio el sistema a corto plazo, se puede pensar en una solución vía radio.
En cualquier caso siempre es mejor dirigirse a técnicos especializados, conocidos y con referencias, en vez de encargar la instalación a la empresa constructora que edifica o reestructura la casa: todos los sistemas de seguridad y de alarma son mucho más eficaces si solo pocas personas de confianza conocen su ubicación y su funcionamiento.

 

Conclusiones

En esta serie de artículos hemos visto cómo la instalación de un sistema de alarma no es una alternativa a los antirrobo mecánicos, sino una protección diferente y adicional que debe estudiarse para que se integre de la mejor manera posible con todos los demás sistemas de seguridad.

Así pues podemos afirmar con seguridad que, como ya se ha visto para los sistemas de seguridad física (mecánicos o electrónicos), los componentes de una alarma también deben elegirse cuidadosamente de acuerdo a las específicas necesidades, e instalarse atentamente en función de las condiciones del ambiente y de los bienes que han de proteger.

A menudo contar con la ayuda de un profesional de confianza puede servir para encontrar la mejor solución.

Por ello no es recomendable comprar sistemas muy baratos que prevean la instalación “hágalo usted mismo”: el riesgo de encontrarse con productos poco fiables y/o de cometer graves imprudencias durante la instalación es realmente muy alto. Nadie conscientemente pondría nunca en peligro a sus seres queridos y sus bienes, ¡mejor no hacerlo por desconocimiento!

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