Después de hablar acerca de los materiales y de los tratamientos, en este último artículo (pero no por ello menos importante) de la serie «cómo reconocer un candado de calidad«, es el momento de ahondar en el tema del mecanismo de un candado. Para una explicación más clara hemos incluido algunos vídeos.
El mecanismo
Un candado bien fabricado no presenta ningún juego significativo entre las partes móviles: entre el arco y el cuerpo, entre el cuerpo y el tambor y, especialmente, entre los pistones y la llave. Un proceso de fabricación poco preciso hace que el candado sea vulnerable: si el arco no está bien fijado, se desgarra más fácilmente.
Para saber si el arco es resistente al desgarro tenemos que comprobar que el lado interior del arco presente dos ranuras simétricas. Dichas ranuras sirven para alojar los pestillos en posición cerrada, de manera que el arco, cuando esté cerrado, quede bloqueado en dos puntos.
Si falta uno de los dos pestillos, el arco es mucho menos resistente y a menudo se puede abrir con una simple herramienta, como una cuchilla. Lamentablemente, algunos fabricantes de productos baratos utilizan vástagos con dos ranuras pero solo introducen un pestillo en el cuerpo, dando así la ilusión de un doble bloqueo que, en realidad, no existe.
Os mostramos un vídeo de un cerrajero americano que demuestra cómo muchos candados económicos del mercado se pueden abrir de inmediato por carecer del doble pestillo de bloqueo.
Por lo tanto, el candado debe elegirse atendiendo a sus puntos de fijación, de modo que se acoplen del modo más preciso posible al vástago o al arco del candado. No tiene sentido utilizar puntos de sujeción fabricados con materiales menos resistentes que los utilizados para fabricar el candado, ya que los maleantes tendrán vía libre para cortar o romper los puntos de fijación sin tan siquiera tener que ocuparse del candado.
Por este motivo, dependiendo de las distintas aplicaciones, se aconseja siempre que sea posible elegir puntos de fijación realizados con los mismos materiales y los mismos tratamientos térmicos que los candados.
Como estos, o estos, por ejemplo.
También la forma del cuerpo reviste cierta importancia: un cuerpo cuadrado ofrece más puntos de agarre a las herramientas de descerrajamiento, ya que puede ser fácilmente sujetado o aferrado mientras se usan herramientas de corte o taladros. Por este motivo los mejores candados tienen formas redondeadas y ángulos biselados.
Además, en los candados en los que la cabeza del vástago sobresale del cuerpo, es importante que la misma tenga un punto de ruptura programada, para que cuando se intente cortar o desgarrar el vástago sujetándolo por la cabeza, ésta se rompa por efecto del esfuerzo en un punto previsto por el fabricante, impidiendo así que se fuerce.
En este vídeo grabado en el laboratorio de pruebas Viro, se puede observar esta importante característica de seguridad: