Uno de los mayores riesgos de las cancelas automáticas sin tope es que un malintencionado pueda aprovecharse del juego mecánico entre las hojas y, empujándolas o tirando de ellas con movimientos bruscos y violentos, pueda hacer ineficaces las más comunes cerraduras eléctricas (en estos casos, de hecho, el cerrojo y el recibidor pueden separarse).
