¿Cuántas veces nos ha pasado de cerrar la puerta detrás y acordarnos demasiado tarde de haber dejado la llave puesta por dentro?
Por lo general, en estas situaciones prevalece la desesperación.
A menudo, la única solución es llamar a un cerrajero profesional. Esto puede suponer un gasto no solo por la mano de obra, sino también por el daño que se causa a la puerta, a no ser que el cerrajero sea un experto en lock picking o bumping y que, al mismo tiempo, la cerradura no esté protegida contra estas técnicas de apertura.
La calidad de una cerradura se mide por su capacidad para restringir el acceso solo a las personas autorizadas.
En circunstancias especiales, por ejemplo en un hotel donde siempre se ha de poder acceder a las habitaciones en caso de necesidad, prevalece la así llamada función de emergencia, esto es, uno o más dispositivos que permiten entrar aunque la habitación esté cerrada por dentro (por ejemplo, para socorrer a un cliente que ha resbalado en el baño).
A veces, también puede ser necesario entrar en las viviendas particulares aunque la puerta esté cerrada por dentro. Por ejemplo, si viven personas ancianas que, en determinadas situaciones, podrían no ser capaces de abrir por sí mismas. Pero todos podríamos tener esta necesidad si, en un descuido, cerramos la puerta y nos olvidamos las llaves puestas por dentro.
Por todas estas razones existen cilindros diseñados para que se puedan abrir por fuera con una de las llaves, aunque la otra llave esté puesta por dentro. Se llaman cilindros con función de emergencia y cilindros friccionados.
Los cilindros con función de emergencia tienen un sentido de instalación obligatorio: un lado del cilindro, que se indica en el mismo y/o en las instrucciones de montaje, debe instalarse obligatoriamente por la parte interior. Este es el caso de los cilindros Viro serie 700, cuyo mecanismo permite abrir la puerta por fuera con una llave aunque haya otra llave puesta por dentro.
Los llamados cilindros friccionados (o de «doble entrada»), como los Viro Palladium, se pueden instalar en un sentido o en el otro indistintamente: si se introducen dos llaves a la vez por ambos lados, la rotación de una de las dos hace girar la otra, por lo que siempre se puede abrir la puerta.
Ambos tipos de cilindros pueden ser útiles para no tener que instalar un cilindro con pomo interno, solución que no siempre es aconsejable desde el punto de vista de la seguridad, sobre todo si es el único cilindro de una puerta de entrada. En cambio, con un cilindro friccionado o con función de emergencia, la cerradura se puede abrir y cerrar rápidamente como si la puerta tuviera un pomo, aunque tengamos la llave puesta por dentro. La diferencia es que, al salir de casa, cuando quitamos la llave no dejamos una cómoda vía de salida a un ladrón que hubiera entrado en casa por un acceso secundario, por ejemplo un balcón o una ventana.
Podemos concluir diciendo que el punto fuerte de los cilindros con función de emergencia o de los cilindros friccionados no es solo su eficacia para impedir los accesos no autorizados, sino también para permitirlos siempre a quien tiene la llave correcta.