El tema de la «privacidad y seguridad» en la mensajería instantánea y en las redes sociales cada vez se debate más, especialmente en la web.
La preocupación por la fiabilidad de las aplicaciones para garantizar confidencialidad y protección de nuestros datos personales es legítima, e incluso necesaria, para evitar riesgos relacionados con el uso indebido de dichas redes sociales.
Desde que las empresas propietarias de las redes sociales más populares (como Facebook y Snapchat) han desarrollado o comprado aplicaciones de mensajería instantánea y han añadido funciones de geolocalización, el tema de la privacidad y de la seguridad personal referido a la divulgación indebida de los datos prolifera en los foros y artículos en línea.
Incluso Amnistía Internacional se ha pronunciado para reiterar su idea al respecto:
«Aquellos que piensan que los servicios de mensajería instantánea son privados están muy equivocados. Nuestras comunicaciones están sujetas a la amenaza permanente de los ciberdelincuentes y del espionaje de las autoridades estatales», ha afirmado Sherif Elsayed-Ali, director del Equipo de Tecnología y Derechos Humanos de Amnistía Internacional. Millones de personas están utilizando aplicaciones de mensajería que no disponen de la más mínima protección de la privacidad.
Según Amnistía Internacional, para que una aplicación de mensajería instantánea se pueda considerar segura ha de cumplir dos requisitos básicos: ofrecer una información clara de las condiciones de uso e incorporar por defecto un cifrado de extremo a extremo, es decir, un sistema que cifre la comunicación entre dos dispositivos para que ningún tercero la pueda leer y siga siendo privada.
Como muestra la infografía que Amnistía Internacional ha presentado, muy pocas aplicaciones han obtenido la calificación de seguras, incluidas las tan populares WhatsApp y aplicaciones de Apple. Skype y Snapchat suspenden.
Pero el problema no atañe solo a los niveles de seguridad de las conversaciones a través de las aplicaciones de mensajería instantánea.
WhatsApp ha lanzado recientemente su nueva función: la localización en tiempo real para poder compartir la ubicación con nuestros contactos de forma individual. En práctica, la persona con la que compartimos la ubicación puede seguir nuestros desplazamientos durante el tiempo que establezcamos.
A menudo también se habla de «Snap map», la función de Snapchat que permite saber dónde están nuestros amigos que tienen activada la función. Uno de los riesgos a los que nos enfrentamos es que en muchos casos «los amigos» que figuran entre nuestros contactos de las redes sociales no son verdaderos amigos, sino que son incluso perfectos desconocidos.
Como hemos visto, las redes sociales se prestan a funciones como la de compartir nuestra ubicación mediante «check-in» o la de añadir la localidad donde hemos tomado una fotografía. Tanto es así que a veces abusamos de ello y «regalamos» una información valiosa que puede caer en manos equivocadas, hecho que comporta grandes riesgos y pone en tela de juicio el derecho a la confidencialidad.
Conclusiones
El hecho de que cada vez más a menudo surjan preguntas sobre la seguridad de la tecnología es bueno, porque como ya hemos visto, compartir información personal en línea a la ligera puede ser muy arriesgado: es un poco como tener alarmas y sistemas antirrobo para proteger nuestra casa y luego… ¡dejarnos la puerta abierta!
En nuestra opinión, la responsabilidad de garantizar una protección adecuada de nuestra privacidad debe empezar por nosotros mismos. Tenemos que prestar mucha atención al tipo de información que damos a conocer y preguntarnos qué grado de confidencialidad ofrecen las herramientas a través de las que comunicamos nuestros datos, para así poderlas utilizar de manera más responsable.