Entre las principales medidas para contener el Covid19 se plantea la necesidad de quedarse en casa. En Italia, ya ha habido muchas adhesiones a la campaña de las redes sociales «#IORESTOACASA» (#YOMEQUEDOENCASA), pero qué se esconde tras las amplias sonrisas de quien la comparte? Como suele ocurrir, en las redes siempre vemos la mejor versión de la vida de cada uno, sin embargo, la realidad suele ser otra. Quedarse en casa, en efecto, para muchos supone experimentar cierta dosis de frustración y, en un primer momento, puede incluso provocar síntomas como aburrimiento, irritación o intolerancia. Por lo visto, las relaciones familiares, que en la vida cotidiana gozan de cierta libertad, son las que se ven más comprometidas. La convivencia puede volverse complicada: hijos imparables, cóniuges a merced de la intolerancia y otras pequeñas discusiones que, hasta hace unos días, se podían evitar o contener simplemente saliendo a dar una vuelta.

Todo cambio, sin embargo, aunque sea por fuerza mayor, esconde una oportunidad.

La oportunidad de dedicarse a una actividad que nos interesa desde hace tiempo, de recuperar aquellas relaciones familiares que, quizás, hemos descuidado más de lo debido o incluso, aprender a ver la soledad como una ocasión para escucharse a uno mismo y conocerse a fondo.

El mundo a nuestro alrededor parece haberse detenido: un alto impuesto a los desplazamientos, excluidos los esenciales, nos lleva irremediablemente a observar nuestras vidas exactamente por como son. Pero hay una buena noticia: la vida sigue su curso y de momento, todos hemos ganado algo verdaderamente esencial: el tiempo.

La oportunidad que se nos ofrece es la de volver a tomar las riendas de nuestras vidas y redescubrir el placer que deriva de las cosas más simples. Tal y como estamos, sumergidos en la vida frenética del día a día, con frecuencia dejamos para «mañana» lo que nos gustaría hacer hoy, precisamente porque «no necesario». Lo que hasta hace una semana veíamos como una prioridad hoy pierde importancia, mientras que lo que creíamos secundario de pronto vuelve a adquirir sentido y valor.

Si hubiera alguien que todavía se pregunta cómo volverse útil, invitamos todos nuestro lectores a que comiencen por sus propias casas. La casa, el lugar más subestimado debido a las tantas actividades que nos llevan fuera de ella, vuelve a ser el hogar para compartir con nuestra familias, compañeros de piso o tan simple, nosotros mismos.

¿Acaso no has oído al menos una vez a tu cóniuge, compañero, compañera, o incluso tu propio subconscio decirte que deberías arreglar la persiana, la puerta de la cocina o sustituir la bombilla de la mesita de noche? c

Si empezaramos a mirar cada rincón de nuestras casas, caeríamos en la cuenta de lo mucho que podríamos hacer para mantenerlas en condiciones.

Pues, ¿Qué nos impide aprovechar de este periodo para volver nuestros hogares más seguros, acogedores y arreglar lo que no funciona?

Para todos nuestros estimados lectores, hoy, en calidad de expertos de sistemas de seguridad, proporcionamos nuestras mejores sugerencias:

1) Asegúrate de que la puerta de entrada es realmente segura.

En este enlace, nuestra infografía con los 3 pasos indispensables para defender la puerta de tu casa.

2) Controla que los accesos secundarios también estén protegidos.

Las ventanas pueden ser rotas, forzadas o desmontadas. Se trata de una manera muy frecuente de cumplir un robo. Tras haber reforzado la puerta de entrada, también deberías proteger los demás puntos de acceso a la casa. Las soluciones posibles son muchas: instalar una tranca en las contraventanas, utilizar persianas blindadas o montar las típicas, pero siempre eficaces, rejas.

Entre los accesos secundarios, también se sitúan los garajes. Ladrones, intrusos o malintencionados, como apuntan las noticias, logran entrar desapercibidos precisamente de las puertas de los garajes. Si posees una puerta motorizada, te aconsejamos visitar esta página.

3) Cerciórate de que la cerradura instalada en las cancelas de entrada es la adecuada.

En el artículo en enlace se comparten las cerraduras más indicadas según el tipo de cancela.

4) Considera la instalación de un sistema de alarma.

Si te interesa el tema, aquí encontrarás más información.

5) Establece o mantén una buena relación con el vecindario.

Precisamente en este momento tan delicado, en el que el margen de maniobra se ha reducido notablemente, se vuelven a valorar las relaciones con los propios vecinos. Es momento de volverse conscientes de quién tenemos a nuestro alrededor para entender, también en el futuro, cómo podernos ayudar los unos a los otros. Por ejemplo, existen todo tipo de aplicaciones que permiten mantenerse en contacto con quién vive en el mismo barrio. Conocer (si bien respetando la «distancia de seguridad» :- ) los propios vecinos y compartir información ligada a la salvaguardia del hogar, crear una red, es otro modo para prevenir los robos.