¿Ir al trabajo en coche? ¿Viajar en transporte público? ¿O confiar en una dos ruedas? En un mundo cada vez más orientado hacia la ecosostenibilidad, la bicicleta es un elemento imprescindible, sobre todo en los centros de las ciudades en los que se puede circular con ella fácilmente, como Bolonia. Uno de los principales problemas que afecta a los ciclistas urbanos es el robo.
Robar una bicicleta es relativamente fácil porque, a diferencia de los coches y de las motos, no tiene una matrícula ni un propietario oficial. Por lo tanto, es muy importante protegerla adecuadamente para evitar al máximo las apropiaciones indebidas. Lamentablemente, aún son muchos los ciclistas que atan sus bicicletas con descuido, facilitando así la tarea de los ladrones, incluso de los menos equipados.
Esto es lo que encontramos durante un paseo de un cuarto de hora en el centro de Bolonia:
1. Atar la cadena de modo que se quite con tan solo un gesto
Para atar la bicicleta de esta manera más vale no atarla: nos ahorramos el esfuerzo y el resultado es el mismo.
La manera más común de atar la cadena para que se pueda quitar con un simple gesto es colocarla alrededor del tubo del sillín, de manera que se pueda extraer por arriba o quitando el tubo. Otro modo es atarla alrededor del manillar, como en este caso:
La cadena (o el cable) siempre se debe pasar a través de un perfil cerrado del bastidor, el que sostiene la rueda trasera o la central.
2. Utilizar una cadena o un cable que “se corta como mantequilla”
En el segundo lugar del «hit parade» está el uso de cadenas o cables de acero de sección tan reducida que se cortan fácilmente y en pocos segundos con una cizalla de bolsillo, fácil de manipular ocultándola en la mano para no levantar sospechas, al menos de los distraídos peatones:
Los cables de acero deben tener una sección de por lo menos 8 mm y las cadenas de por lo menos 5 mm para que solo se puedan cortar con cizallas de tamaño mediano/grande, difíciles de llevar siempre encima y de manipular sin levantar sospechas. De todos modos, hay que tener en cuenta que la resistencia también depende de los materiales utilizados y, en el caso de las cadenas, de la forma de la sección de los eslabones.
3. No anclar la bicicleta a un punto fijo
Cuando se utiliza una buena cadena pero no se ata la bicicleta a ningún punto fijo, como en este caso:
Solo la rueda trasera está atada: la bicicleta se puede levantar y llevar sin problemas.
Lo único que necesita un ladrón es un poco de cara dura para cargar con la bicicleta y llevársela como si fuera suya y se hubiera olvidado las llaves en casa. Por esta razón, la bicicleta debe atarse a un punto fijo siempre y cuando sea posible.
4. Atar a un punto fijo solo la rueda, la delantera por ejemplo
En este caso la bicicleta está anclada a un punto fijo y no puede robarse sin un mínimo esfuerzo:
Lamentablemente es muy fácil robar la bicicleta: destornillando las 2 tuercas que fijan la rueda, o aún más fácil, desbloqueando el desenganche rápido, se puede robar la bicicleta dejando la rueda donde estaba, como en este caso:
El ladrón se encontrará con una bicicleta sin una rueda, pero podrá obtenerla fácilmente de una bicicleta atada cometiendo el error siguiente.
5. No atar las ruedas
No solo existen los robos de bicicletas enteras, sino también de sus piezas. Si solo se ata el bastidor a un punto fijo, como en este caso:
robar el bastidor es difícil, pero robar las ruedas, y en especial la delantera, es un juego de niños y nuestro ladrón ya tendrá una bonita rueda para colocar en la bicicleta que ha robado como se ha descrito en el punto anterior. Por esto es conveniente intentar atar el mayor número de componentes que sea posible, empezando por las ruedas. Con una sola cadena es fácil atar a la vez la rueda y el bastidor a un punto fijo. Con una segunda cadena también podemos atar la otra rueda, lo que aumenta drásticamente la protección de nuestra bicicleta:
6. Las cadenas, los candados o los cables tocan el suelo
Todo lo que se puede cortar con una cizalla, como las cadenas, los cables y los candados, nunca debería tocar el suelo.
Una cadena o un candado que toca el suelo es mucho más fácil de cortar.
En este caso es mucho más fácil cortarlo con una cizalla, apoyando un brazo en el suelo y cargando todo el peso sobre el otro brazo. Si, por el contrario, la cadena o el candado están en una posición elevada, hay que apretar la cizalla con las dos manos y la fuerza que se consigue ejercer es mucho menor.
Los buenos ejemplos
Para terminar, una serie de ejemplos de bicicletas atadas correctamente. Ningún dispositivo antirrobo es seguro al 100%, pero podemos estamos en lo cierto de pensar que entre una bicicleta atada bien y otra atada mal un ladrón siempre elegirá la última.
Esta es una manera muy simple pero eficaz para atar la bicicleta: una cadena con candado de alta calidad ata el bastidor y la rueda delantera (que es la más fácil de retirar) a un punto fijo.
Atar una bicicleta de esta manera no requiere más tiempo que atarla mal, pero es mucho más seguro!
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