Artículos como las cadenas para defender una bicicleta, las cajas fuertes para custodiar las joyas de familia o las cerraduras para proteger los accesos de una casa, son objetos que, en el mercado, se encuentran en muchas variantes y a precios muy diferentes. Es común, que ante la duda, se busque un compromiso entre costes y beneficios: si bien dichas compras, por lo general, derivan de en deseo de mayor seguridad, no siempre es fácil identificar el precio adecuado para la protección que se requiere y por consiguiente, en ocasiones, acabamos adquiriendo artículos para proteger nuestros bienes que no cumplen con su papel. Así es como, incluso involuntariamente, nos arriesgamos a incurrir en situaciones no deseadas:
A la hora de definir “lo justo” uno puede equivocarse, y si, por ejemplo, en una ferretería delante a tres cerraduras, aparentemente similares pero de precio y calidad diferentes, no se sabe cuál elegir, lo más probable es que se opte por una vía de por medio. La verdadera variable a tener en cuenta antes de adquirir un artículo de seguridad, debería ser: “Qué deseo defender?”. De hecho, el valor del objeto para proteger está relacionado con el valor de la cerradura de seguridad que se debe adquirir.
La proporción correcta para la compra de productos de seguridad eficaces
En efecto, existe una proporción entre el valor del objeto para defender y el valor del artículo de seguridad que se utiliza para hacerlo. En base a la experiencia práctica, la estima del valor de la inversión en seguridad debería rondar entorno al 5/8% del valor del bien para proteger. De fondo, se trata de un importe relativamente modesto si se considera el valor total que se debe proteger, sin embargo, es de suma importancia tenerlo en cuenta para una compra eficaz.
Si se detienen a reflexionar un instante, para defender de la manera más adecuada una casa se necesitan rejas, alarmas y cerraduras; así mismo, para un coche se necesitan antirrobo y seguro. Sumando todas las partidas, el valor de dichos instrumentos defensivos debería alcanzar al menos la inversión en términos de seguridad (5/8%) mencionada anteriormente.
Tomemos por ejemplo un coche de valor de 20.000 €: es difícil que un buen antirrobo junto al seguro adecuado cuesten menos de 1.000-1.500 €. Asimismo, un apartamento del valor de 100.000 €, para una protección correcta, deberá estar provisto de rejas y/o cancelas y/o puertas blindadas con correspondientes cerraduras de seguridad y/o sistema de alarme, cuyo valor general se posicionará, razonablemente, entre los 5.000 € y los 8.000 €.
Un punto a tener en cuenta es que la seguridad en formato ahorro no existe, o como mínimo, no existen soluciones que, a fin de cuentas, hagan ahorrar realmente. De hecho, diríamos todo lo contrario. Pongamos que, en este caso, se desea defender, una bicicleta del valor de 1.000 € y que para hacerlo, se compre un cable de baja calidad por unos 15 € (invirtiendo en seguridad el 1,5% del valor del objeto para defender, bastante más bajo de los 50 € que representarían el límite correcto aconsejado anteriormente).
Las consecuencias no calculadas del ahorro en seguridad
Hasta que punto es posible auto convencerse de que un cable similar puede realmente impedir a un malintencionado llevarse nuestra bici? Mejor sería preguntarse: ¿se están invirtiendo 35 € o se están arriesgando 1.000 € de valor?
Consideremos por un momento que se cumple la segunda opción, que acaban robando nuestra bici y que el cable queda en el suelo en dos partes: se deberá invertir por segunda vez en una nueva bicicleta y también en una nueva cadena. ¿Adonde se ha ido el susodicho “ahorro”?
Las soluciones
Llegados a este punto, si se opta por comprar una nueva bici, lo más frecuente sería encontrarse ante un dilema: usar un cable similar al que ya fracasó en su deber defensivo, o bien, haciendo memoria del error ya cumplido, comprar una cadena de calidad superior que, con toda probabilidad, ofrecerá una protección más elevada. Estamos convencidos de que muy pocos, y con razón, acabarían eligiendo repetir dos veces el mismo error.
Lamentablemente, una vez recorrido el camino de la teórica seguridad a bajo precio, con robo consiguiente, cualquier decisión futura en términos de inversión en seguridad, deberá tener en cuenta los daños sufridos y un gasto global que superará de mucho el coste inicial. El ahorro en seguridad es, por lo tanto, un arma de doble filo y, optando por un compromiso a la baja, el riesgo es el de obtener el resultado opuesto al que se persigue, es decir, una bajada drástica de las capacidades de defensa del producto de seguridad y unos gastos consiguientes que aumentan de modo exponencial. Justo lo que se pretendía evitar.
A seguir algunos enlaces útiles para reconocer de la mejor manera los artículos de seguridad de calidad:
5 buenas razones para comprar una caja fuerte de caldidad
Candados y candados. Entre historia, creencias y tradiciones: «los candados del amor»
Pinceladas sobre la seguridad: las características del cilindro europeo de calidad
No creo correcto marcar el precio del apartamento para después hablar de un 5/8% para su protección. El apartamento no es lo que van a robar, nadie se lo va a llevar, sino los bienes mas preciados que hay dentro del mismo. Y no todos los bienes son valorables por su precio. A parte de proteger el televisor, los ordenadores, las joyas o el dinero en metálico, estamos protegiendo el valor sentimental de algunos objetos que pueden ser importantes recuerdos de familia, por ejemplo. Incluso queremos proteger nuestra intimidad, el que nadie tenga acceso a nuestra vida mas íntima. Realmente el gasto debe de ser proporcional, no al valor, sino al cariño que le tengamos a lo que tenemos dentro de nuestros hogares, que suele estar muy por encima del valor económico.
Por otro lado tenemos el valor de los elementos que ya tenemos. No gastemos 200€ en una cerradura para colocar en una puerta hueca, ¡cambiemos la puerta! y pidamos al profesional que nos la venda con una buena cerradura. El cliente no debe de comparar el precio de la seguridad de sus bienes con los ingresos del mes en que hace la compra, porque es una compra para muchos años, y que protege bienes que ha costado años adquirir.
Visto con objetividad, la seguridad siempre es barata, sólo hay que buscar un buen profesional, que no intente venderle lo mas barato, sino lo mas seguro.
Felicidades por el Blog. Es muy bueno
Estimado Manuel,
le damos las gracias por su comentario. De entrada, nuestra opinión es que si, tan solo por un momento, consideramos el valor material y económico de una casa, un porcentaje estimado en un 5/8% de su valor, debería destinarse a una inversión en su defensa. Con lo dicho, lo que quisieramos dar a entender es que, con frecuencia, se piensa poder proteger una casa invirtiendo lo más mínimo. Algunos ejemplos patentes son los sistemas de alarma artesanales que no pueden, bajo ningún concepto, ponerse al mismo nivel de un producto de alta seguridad. Imaginemos ahora, como justamente usted explica, que al valor económico mencionado debemos sumarle el valor sentimental y el valor inconmensurable de una vida humana, pues será de suma importancia dar con la mejor solución para proteger tanto la casa, como el sentimiento que conlleva y nuestra vida. Estamos de acuerdo con la insensatez de un comportamiento opuesto y con el hecho de que en el tema de la seguridad, tal y como comenta, tan sólo se trata de dar con un buen profesional, que no intente vender lo mas barato, sino lo más seguro. No cabe duda de que no hay frase más correcta.
Un cordial saludo,
Staff Marketing Viro.