Estamos en Marcellina, un pueblo de la provincia de Roma, en la noche del 17 al 18 del pasado mes de septiembre. Tres personas bajan rápidamente de un coche con la cara tapada por un pasamontañas. En cuestión de segundos consiguen forzar la cortina metálica de una joyería, entrar y robar joyas por un valor de cincuenta mil euros.
La peculiaridad de este robo es que las cámaras de vigilancia grabaron toda la acción y el vídeo se colgó en la red, pero acciones de este tipo se repiten cada noche en toda Italia. Las cortinas metálicas enrollables son el sistema más utilizado para cerrar tiendas, almacenes y garajes. Todos estos lugares son especialmente atractivos para los ladrones, porque contienen objetos de valor y suelen estar sin vigilancia durante largos periodos de tiempo, sobre todo por la noche.
¿Se puede hacer algo para impedirlo? Sigue leyendo
